El olor de tu semen
guardado del lado izquierdo
como si de allí pudieran brotar un rosal
o un racimo de calaveras
o el fantasma que se esconde en la voz de eso
que hicimos y destruimos y glorificamos
esa pasión destronada:
el cuerpo de Cristo en una cama de hospital,
y el perro enterándose del dolor que provocan las espinas,
y del color que tienen las tormentas
Enciendo el televisor
miro un partido de fútbol
todavía creo ser una mujer.
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