jueves, 12 de mayo de 2011

2

En una cama de hospital
en esta simetría que marca un tiempo incoloro
en una mesa de trabajo
frente a un cuadro de Suárez
que hace explotar todo:
la soledad, el sexo, el universo siempre indiferente.
Y la lluvia que es sólo otro deseo
y la versión que mejor entiende
el discurso de lo que se vacía,
la delgadez del cuerpo muerto de una vaca.
Un cuero sin alma
esa mujer que se emborracha
y se masturba
y llora por la madrugada
y rompe con airado desenfreno sus miserables posesiones
un cuero sin alma.




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